El hombre se movía inquieto
por las paredes bajaban las sombras de la tarde
y en la ventana que vigilaba la escena
morían los geranios.
El hombre miraba su reloj
y al cielo, como buscando en el sol
una hora más temprana.
No se a quien esperaba
ni se que motivos le tenían agitado
tal vez una cita de amor
tal vez un compromiso de negocios
El hombre caminaba
cuatro pasos al norte,
y vuelta, cuatro al sur
Sobre la acera, sus pasos resonaban
esperaba quizá a alguien del pasado
o del futuro
Quien sabe
A nadie hablaba. Miraba su reloj
y en su mirada se iban velando las horas de la tarde.
No se cuanto tiempo estuvo allí
ni se si vino alguien a su encuentro
Cuando la noche cayó, calló la calle
cerraron las puertas los comercios
La ventana del geranio se cerró
Y el hombre seguía caminando
Cuando yo me fui, antes de doblar la esquina
miré una última vez
y su figura, recortada por las sombras de la luna
seguía caminando y su mirada
era la de un hombre perdido.
A la mañana siguiente, ya no estaba.
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