viernes, 26 de octubre de 2007

Adiós

El hombre que me amaba se ha marchado
ha dejado sus huellas en la cama
y ha marcado mi cuerpo con sus manos
Pero se ha marchado
ha recogido sus cosas, lentamente
mirando sobre su hombro como le observaba
diciéndome cosas con sus ojos.
Pero ha hecho las maletas
se ha tomado un café
sentado sobre los pies de la cama
bebiendo sorbo a sorbo, lentamente
mientras yo le observaba
y el me decía cosas con sus ojos
Pero su boca callaba.
Sobre el espejo de la cómoda
veía su espalda
su pelo negro, su nuca desorientada
y sabía que no vería mas de el en el futuro
Porque hay cosas que el amor no cambia
yo no puedo dejarlo todo
y el tampoco
Son muchas las horas de vuelo
entre su casa y la mía
muchas las cosas que nos atan
los sentimientos amarrados
la distancia.
Nuestro amor, intenso
no puede con todo
De modo que cogió sus cosas
miró en derredor sin mirar nada
y supe que no quería decirme adiós.
Me acerque y le abrace con fuerza
no quise besarle
ya le besé anoche por última vez.
Me agarré a su cuerpo unos instantes
y después, muriendo, le empujé a la puerta
y cuando salió,
en cuanto se dio la vuelta
cerré.
Ahora solo lloro y paseo por la casa
tan sola, tan oscura
como la esperanza perdida
de saber
que nunca le volveré a ver.

martes, 23 de octubre de 2007

Árboles

Es el tiempo del otoño
Los árboles se desprenden de sus hojas
y las ramas pierden la vergüenza de mostrarse
Pero su desnudez es falsa
Les cubre la corteza, el viento
el sol que asoma tibio y las calienta
Las mecen las risas de los niños en el parque
y el suave murmullo de las fuentes
Y cuando pasen los días al invierno
y el frío amenace congelar su savia
las cubrirán, afortunadas ramas
hojas nuevas
Será el tiempo de la primavera

lunes, 22 de octubre de 2007

Tu vientre

Tu vientre es vértigo en mis manos
Tu vientre es sendero misterioso
Tu vientre es amor y es desengaño

Tu vientre es el terrerno donde mi sexo anida
Tu vientre es el mar que moja mis caricias
Tu vientre es el monte que mi boca escala

Tu vientre es el sol que quema mis heridas
Tu vientre es la pasión que me hace daño
Tu vientre es el vientre de los hados

Tu vientre es mi vida, pero también mi muerte
Tu vientre es magia, pero también locura
Ti vientre es libertad, pero también tragedia

Tu vientre es la sed saciada
Tu vientre es el amor colmado
Tu vientre es mi futuro y mi pasado
Tu vientre es mi presente

jueves, 18 de octubre de 2007

Entra en casa

El sol que te calienta se ha marchado
y se ha quedado fría tu piel sobre la hierba
Desnudo tu cuerpo no resistirá la noche
que se acerca
Se que apenas puedes levantarte
que no te queda alma para huir
pero por mi, por lo que quieras
levanta de esa tierra que te ata
camina bajo la sombra de la luna quieta
y entra en casa
Nada te parecerá tan triste
cuando este día aciago se termine
y amanezca
Podrás con el, podrás seguir andando
aunque la sangre de tus venas esté helada
y tu corazón muerto
Abre los ojos y levanta,
por mi, por lo que quieras
álzate sobre la hierba blanda
camina bajo la sombra de la luna quieta
y entra en casa.

Troncos

Ha pasado el tiempo de los sueños
de las vides en flor
de los jazmines.
Melancolía de átomos de luna
colándose curiosos en los ojos
de los otros.
Encuadran con sus iris rotos
la oscuridad de la noche,
y en su belleza,
palabra vana y hueca,
han plantado semillas venenosas
Las heridas en los surcos dibujados
de esta tierra maldita
pronto sangrarán cual manantiales
Y enriquecido el color negro
de la muerte
por encima del sol y la belleza
se regará con los líquidos que brotan
de la fuente
Y nacerán de las ramas de los árboles
retorcidos miembros
monstruos sobre los troncos abrumados
con las heridas abiertas
y en los surcos, navegando,
las ilusiones muertas.

lunes, 15 de octubre de 2007

Dedos

Los dedos de mis manos andan solos
caminan sobre tu piel blanca
siguiendo los surcos del otoño
Se enredan en tu vello crespo
y cuentan tus colinas y tus huecos
Mis dedos se cuelan en tu ombligo
y en tu ombligo nadan y bucean
Los dedos de mis manos andan solos
Se asoman a tu vientre misterioso
y dudan
Les da vértigo seguir por las vertientes
que marcan tus caderas enredadas
en el vello furioso de tu pelvis
Pero les llama el volcán que de tu vientre surge
y siguen mis dedos el camino abajo
hasta la base
Y suben contoneándose nerviosos
trepando, acariciando, susurrando roces
desbrozando tu piel
En donde late el corazón más puro
la más fiera pasión, la más ardiente
mis dedos se despliegan obedientes
Y procuran el llanto silencioso
liberador, aterrador, hermoso
del amor desatado, incontinente,
y poderoso

Mala suerte

Salían de todas partes
como hormigas huyendo del hormiguero
pero no reconocí ninguna cara
Los ojos de los que pasaban no veían
y chocaban contra mi.
Mi cuerpo se ancló sobre el asfalto
esperando rostros conocidos
que no llegaban
El olor a sangre y a terror
devoraba mis pulmones
pero la espera era infinita
los mios estaban allí
Por fin dejaron de salir
solo se oían lamentos y quejidos
algunos se arrastraban hacia afuera
pero no salían
Los veía por la grieta enorme
abierta como un vientre herido
en el muro espeso
Veía los cuerpos informes
pero no veía a los mios.
Empezaron a llegar las ambulancias
hordas de mujeres y hombres se acercaban
ahora en dirección opuesta
chocaban contra mi espalda.
Corrían a sacar a los muertos
y a los heridos
corrían a rescatar la vida del infierno
donde solo había restos de carne quemada.
Al cabo de no se cuanto tiempo
volví la espalda al caos
y eché a andar contra corriente
sabiendo que los mios
no habían tenido suerte.

miércoles, 10 de octubre de 2007

En silencio

Me iré en silencio
sin que nadie note que me he ido
no haré ruido.
El silencio de la noche será el único testigo
me iré despacio
y no derramaré sobre el camino
ni lágrimas ni gritos
Acallaré los lamentos de mi corazón maldito
hasta que llegue al límite del bosque.
Pero allí, gritaré hasta quedarme muda
Levantaré mis ojos hacia el cielo
y maldeciré, maldeciré desesperada
Luego me tenderé sobre la hierba
haré surcos en la tierra
y en ellos plantaré el olvido.

martes, 9 de octubre de 2007

La memoria

La memoria traiciona mis recuerdos
y cambia las historias en mi mente.
Pero lo importante permanece.
Aunque pierdo los detalles
no he perdido la sensación de tu tacto
o el olor de tu piel
Aún recuerdo el color de tu pelo
y como se encrespaba con la lluvia.
Y aún puedo sonreír con tu sonrisa.
Partí detrás de un sueño
con la soberbia de mi juventud por equipaje.
No recuerdo si te dije adiós.
Dejé atrás la vida entera.
Y ni tan solo mis ojos se volvieron a mirar
al alejarme.
Hoy han pasado los años,
soy más vieja, quizá no mas sabia
y lo que fue da igual.
Ya ni siquiera estoy segura de que tu me amaras
tal vez te fuiste tu
tal vez yo me quedé mirando en la ventana
La memoria me traiciona,
me engaña, me pone trampas
en las que caigo siempre
siento la nostalgia
cuando hace mucho que me llegó el olvido.
Pero es el último vestigio del pasado.

viernes, 5 de octubre de 2007

Tal vez llueva

Tal vez llueva
El cielo gris desatará su furia
Yo lo miraré tras las cortinas
Que no me vean los rayos asomarme
Que obvien mi cara, mi figura
Yo respetaré sus atronadores ruidos
Y las descargas que en zig zag
Castigarán al negro pararrayos
Que no podrá escapar.

Negro

He visto entre las rejas de la casa
tu figura flotando sobre el suelo
Quizá lo he imaginado,
pero fue tan real...
He entrado en la casa en la que habito
y he buscado tu rastro entre las sombras
tengo la casa oscura, la luz no entra
porque mi corazón es negro
La locura de amor ha fundido con fuego
los límites de mi alma.
El fuego de la pira funeraria
El fuego de la destrucción total
Ahora no soy nada
Me agarro a ti como a mi salvación.
Pero tu no existes.
No puedes salvarme de la desesperación
de esta pasión de odiar que me consume.
Odio a todos los dioses de la tierra
Y odio a los hombres que viven
porque tu estás muerto.
Y odio las sonrisas en las bocas
de los que no sufren.
Y bebo solo de las lágrimas de los tristes.
Cierro los ojos, las ventanas y las puertas
cierro los oídos y las manos
cierro mi corazón, mi boca abierta
En negro me siento sobre la moqueta
la oscuridad total, la más abyecta,
cierro mi garganta y mis pulmones
cierro mí hígado, mi páncreas, mis riñones
cierro las venas, cierro a la sangre su fluir continuo.
Cierro al dolor los órganos restantes
no soy nada, nada siento
solo que mi respirar es lento, cada vez más lento, más lento.

Tu rostro

Ángel de bronce
rostro pétreo de sacerdote azteca
Las alas desplegadas de un águila
sombrean tus ojos redondos, admirados.
Bajan por la ladera de tu mejilla
las sombras alargadas que conducen a tu boca.
Bajo el perfil de un dios solemne,
la línea horizontal que aprieta las palabras.
Tu rostro en cruz me habla
de otro tiempo,
de otros pobladores de la tierra.
Tu rostro en cruz me hace arrodillarme
pagana ante tu cuerpo.

miércoles, 3 de octubre de 2007

Llueve

La noche ha transcurrido
entre el sonido de la lluvia contra los cristales
y el dormir agitado de mi corazón herido.
Hoy no amanece.
El cielo permanece gris oscuro
La lluvia cae con fuerza y limpia las calles
donde la noche ha dejado sus huellas.
Abro la ventana para oler la tierra mojada
pero en la ciudad no hay tierra
Ni hay hojas que retengan las gotas de agua.
No se como pasaré este día
aunque la lluvia ensancha mis pulmones
mi corazón se muere.
El suave golpeteo que ahora escucho
sosiega,
calma,
duerme,
mi pena se enreda entre las lágrimas serenas
de un cielo que parece comprender
como me siento.
Pero no hay sitio para el olvido
toda esta lluvia no ahoga
mi corazón herido.

martes, 2 de octubre de 2007

El hombre que espera

El hombre se movía inquieto
por las paredes bajaban las sombras de la tarde
y en la ventana que vigilaba la escena
morían los geranios.
El hombre miraba su reloj
y al cielo, como buscando en el sol
una hora más temprana.
No se a quien esperaba
ni se que motivos le tenían agitado
tal vez una cita de amor
tal vez un compromiso de negocios
El hombre caminaba
cuatro pasos al norte,
y vuelta, cuatro al sur
Sobre la acera, sus pasos resonaban
esperaba quizá a alguien del pasado
o del futuro
Quien sabe
A nadie hablaba. Miraba su reloj
y en su mirada se iban velando las horas de la tarde.
No se cuanto tiempo estuvo allí
ni se si vino alguien a su encuentro
Cuando la noche cayó, calló la calle
cerraron las puertas los comercios
La ventana del geranio se cerró
Y el hombre seguía caminando
Cuando yo me fui, antes de doblar la esquina
miré una última vez
y su figura, recortada por las sombras de la luna
seguía caminando y su mirada
era la de un hombre perdido.
A la mañana siguiente, ya no estaba.