viernes, 30 de enero de 2009

Vagar contigo

El viento agita las ventanas,
los cristales sucios
que apenas dejan ver
el cuarto en sombras.
He venido caminando entre los robles
y desde el jardín desnudo
avisto los rincones,
donde dicen,
tu sombra se dejar ver a veces.
Después de tantos años
me pregunto si tu muerte
no fue un adiós definitivo
si vagas y penas muerto
como peno yo viva.
Por eso he vuelto
al escenario de nuestro amor maldito,
de la pasión bebida a grandes sorbos,
de la traición consumada.
El tiempo fue muy corto
y pagamos todos
tu, con la muerte,
yo, con la soledad y el remordimiento,
y él con la vergüenza y el encierro.
Parece una historia de otra época
de crinolinas, golas y espadas
pero fue simplemente un amor
imposible de frenar.
Y esa pasión desesperada
que aún perdura en mi pecho,
como una herida abierta,
ha conducido mis pasos hasta aquí.
Si es verdad que vagas
tras los cristales sucios,
en los cuartos en sombras,
ábreme la puerta y déjame,
por favor,
vagar contigo.