lunes, 26 de noviembre de 2007

Descansa

Abres tu boca
y como un trueno
resuena en mis oídos
tu voz enronquecida.
Has llorado con lágrimas de sangre
hombre mio, en mi brazos refugiado
tu frente sobre mi hombro
tu corazón en mi mano.
Como te he querido, cuanto
y cuanto he querido llorar contigo
pero necesitabas mi fuerza
y la has tenido.
Te he sujetado, abrazada la cintura
y he logrado mantenerte erguido
hombre mio,
cuanto más te he amado
al verte tan herido.
Descansa, yo vigilo
mis ojos no dormirán esta noche
Taparé tu cuerpo con las mantas
y vigilaré tu sueño, tu respiración.
Mañana amanecerá de nuevo
y el nuevo día traerá vientos más suaves
te lo prometo vida mía.

No hay comentarios: