Hoy han florecido las rosas del jardín.
Pero tu no lo has visto.
La primavera ha pintado florecillas
en los lados de la vereda,
ante la puerta abierta.
Hemos blanqueado la casa
y el dintel brilla bajo el sol
invitando a entrar.
Cálida portada al paraíso.
Pero tu no has entrado.
Han entrado tus amigos y los mios
tu familia y la mía
tu hijos y mis hijos.
Han entrado las ráfagas del viento suave de la tarde
y los rayos del sol en la mañana.
Y por la noche entrarán los cantos de los grillos.
Pero tu no has venido.
He cerrado la puerta.
Quizá mañana deje de soñar.
Me levantaré temprano,
saldré al jardín
regaré las flores,
y me sentaré ante el camino largo
por el que no avanzas,
ante la puerta abierta.
Luego caminaré hacia la locura
con los puños cerrados y los ojos cerrados
desandaré el camino hacia la casa
atravesaré el pueblo
cruzaré las negras rejas del infierno
y me postraré rendida ante tu tumba.
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