He perdido en el naufragio
lo que más amaba
y he dejado mi alma navegando
sobre las negras aguas
bajo los negros cielos.
En el final del mundo
he perdido la voz y la palabra.
Solo el mar alimenta con su brea
mis lágrimas amargas.
El odio feroz ha derramado
mi sangre sobre la sangre de los otros
los cuerpos yacentes sobre el agua densa
descansan sin paz.
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