Arrastro los pies hasta tu puerta
y llamo rendida a tus deseos
Soy lo que quieras
lo que quieras hago
No soy más que una parte de tu alma
la parte más amarga
porque entre tu y yo
solo hay deseo, deseo
Deseo de los cuerpos enredados
de las lenguas vivas
de los sexos quemados
Y cuando acaba todo
y dejo atrás la puerta que tu abriste
me siento tan usada,
tan esclava
de una pasión que me domina,
que me hace cera blanda entre tus manos
Ahora te deseo con fiereza
pero pronto te odiaré
porque odio en lo que me has convertido
odio la inocencia corrompida
entre los recuerdos aún tiernos de la infancia
Y te odiaré por todo lo que me has enseñado
porque siempre arrastraré conmigo
a una mujer vieja en un cuerpo casi de niña
Con la vejez del que sabe demasiado
más de lo que quisiera saber
Del que no puede olvidar el pasado
porque le duelen las entrañas
y le duele el corazón encadenado
y llamo rendida a tus deseos
Soy lo que quieras
lo que quieras hago
No soy más que una parte de tu alma
la parte más amarga
porque entre tu y yo
solo hay deseo, deseo
Deseo de los cuerpos enredados
de las lenguas vivas
de los sexos quemados
Y cuando acaba todo
y dejo atrás la puerta que tu abriste
me siento tan usada,
tan esclava
de una pasión que me domina,
que me hace cera blanda entre tus manos
Ahora te deseo con fiereza
pero pronto te odiaré
porque odio en lo que me has convertido
odio la inocencia corrompida
entre los recuerdos aún tiernos de la infancia
Y te odiaré por todo lo que me has enseñado
porque siempre arrastraré conmigo
a una mujer vieja en un cuerpo casi de niña
Con la vejez del que sabe demasiado
más de lo que quisiera saber
Del que no puede olvidar el pasado
porque le duelen las entrañas
y le duele el corazón encadenado
las ilusiones muertas para siempre
Te odiaré, y en el odio
clavaré mi mástil
y con los restos de mi orgullo
tejeré una vela enorme
y me iré navegando, perdiendo poco a poco
la estela de tu cuerpo
de tus manos
de esa piel que me ha infectado entera
de pasión
Desde el otro lado del mar
otearé el horizonte
y seré feliz, sola,
porque la distancia no me permitirá
arrastrar los pies hasta tu puerta
y mendigarte más.
Te odiaré, y en el odio
clavaré mi mástil
y con los restos de mi orgullo
tejeré una vela enorme
y me iré navegando, perdiendo poco a poco
la estela de tu cuerpo
de tus manos
de esa piel que me ha infectado entera
de pasión
Desde el otro lado del mar
otearé el horizonte
y seré feliz, sola,
porque la distancia no me permitirá
arrastrar los pies hasta tu puerta
y mendigarte más.
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