martes, 11 de mayo de 2010

Poemas

El poema que se escribe
con palabras de letras negras,
uniformes
no tiene alma.
El poema debe ser de sangre
de lágrimas, de papel arrugado
de manos apretadas y desesperación.
Nadie puede escribir un poema sin sufrir.
Sin sentir que le arrancan las entrañas
esas palabras que contienen el poder
el amor, el odio o el olvido.
El poema se escribe entre los escombros de la vida
bajo los puentes derruidos
sobre las cenizas de los fuegos apagados.
Las manos sucias, tal vez de tinta
o de sangre. Manchas sobre los papeles blancos,
huellas.
El poema ha de se oscuro,
como las sombras que cubren el atardecer
antes de morir la tarde en mi,
entre el esplendor de un día falso
y la miseria de la solitaria noche.
No puedo escribir palabras vanas
porque me hieren, como hieren
el corazón de los amantes. Poemas
entre el dolor y la muerte, siempre.

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