El fuego ha reducido a cenizas los recuerdos.
Ha quemado el pasado... y el futuro
El dolor es inmenso, y la pérdida
de las risas le retuerce el alma
Eleva los ojos hacia el cielo azul,
tan plácido,
y su inmensidad le estremece.
Es tan grande el universo...
Y tan pequeño el hogar quemado,
los niños muertos...
Ha perdido todo lo que tenía,
no quiere nada ahora
no puede ni siquiera llorar.
Sus manos, quemadas,
tratan de ahogar los sueños perdidos,
apretando una garganta que aun respira,
la suya.
Sus ojos no tienen pestañas, ni llanto,
ni vida, ni dolor, ni miedo,
está más allá de todo lo que ve
en un mundo que ya no existe,
pero duele, duele más que el fuego
que abrasaba su piel, mientras
las caritas de sus hijos se quemaban.
Duele, vivir ahora,
mucho más que morir.
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