Voy por el borde
donde se arraciman las flores amarillas
El camino sortea las apretadas piedras
A lo lejos diviso un velero
Y el corazón me duele de añoranza
Los recuerdos se hacen nudos
sobre las agitadas aguas
Y mis ojos lloran lo perdido
Entre las lágrimas, bebo la sal
se seca sobre mis labios
como si el salitre hubiera tocado mi boca
aún a esta distancia
sobre los acantilados
donde el cielo y el mar son tan cercanos
a mis ojos
Donde mi mano extendida
parece poder acariciar ambos
Los sueños del dolor son siempre ajenos
a la realidad
se idealizan como historias narradas por otros
en las noches de tormenta
ante el fuego acogedor de la chimenea
Mis pies se obligan a seguir
por el camino donde se arraciman
las amarillas flores
que crecen descaradas y valientes
entre las apretadas piedras
inclinadas por el viento que agita
mi corazón herido.
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